Valorado, un artículo de la Red de Herman@ y Cuñad@s de Plena inclusión para VOCES

Dalmacio es hermano de Ezequiel.
Ezequiel es una persona
con discapacidad intelectual

En este artículo hablan
sobre las numerosas dificultades
que tuvieron durante la infancia
en la que se tuvieron que
separar a buscar trabajo y otro
a estudiar.

Sus padres se marcharon
a Segovia y crearon un colegio
de educación especial donde
incorporan a su hermano
como alumno.

Más adelante sus dos hijos
trabajan en campo y sus padres
se trasladan a Salamanca donde
Ezequiel comienza a participar
en ASPRODES.

Con todo esto las relaciones
no se han complicado mientras
Ezequiel está ASPRODES sino
quenes un alivio para la familia.

Es una histori que reivindica la dignidad
de las familias ya que se evita
muchas veces el sobre esfuerzo familiar.

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VALORADO

Red de Herman@ y Cuñad@s de Plena inclusión

Tan solo le planteamos a Dalmacio que nos hable de su vida y al escuchar cada una de sus palabras aprendemos. La conversación surge sola con apenas una pregunta. ¿Cómo lo has vivido?

Me llamo Dalmacio y me asomo a estas líneas porque soy hermano de Ezequiel, quien el día 25 de octubre celebró sus 62 años. Yo tenía 10 años cuando nació mi hermano y mi primer recuerdo fue ver a mis padres llorando junto a su cuna cuando el médico del pueblo les dijo que “tenía retraso mental”. ¿Qué significaba para mí eso? Pues que evolucionaría con un retraso de unos dos años respecto a los niños de su edad. Mi hermano tardó mucho tiempo en andar, en controlar esfínteres y no era como otros niños ni de su edad: ni de 2 años más pequeños. Tiempo más tarde ya me enteré de su diagnóstico: síndrome de Down.

Somos tres hermanos. El segundo se llama Pedro y tenía 5 años cuando nació Ezequiel. Fue su compañero de juegos hasta los 14 años, entonces emigró a Madrid en busca de trabajo. Yo ingresé interno en un seminario con 13 y por eso apenas tuvimos contacto en mis años de estudiante, aunque mi situación de hermano mayor condicionó bastante mi etapa estudiantil y trayectoria personal. Ezequiel perdió sus primeros años de la infancia en el ámbito rural sin más estímulos que los familiares. También fue víctima de la inoperancia del sistema educativo en la escuela del pueblo.

Tras estar internado un año en Madrid, y vivir una experiencia muy amarga, en 1969 mis padres decidieron trasladarse a vivir desde el pueblo a Segovia. Allí habían creado recientemente una asociación de padres (APADEFIM), y se ponía en marcha un incipiente colegio de educación especial al que se incorporan mi hermano, como alumno, y mi madre como empleada de la limpieza.

Es a partir de este momento y gracias al contacto con la nueva realidad descubierta, cuando yo me siento definitivamente enganchado a este mundo de la discapacidad. Todas mis posteriores elecciones, tanto educativas como profesionales, se van a ver condicionadas por esta situación.

En mi vida de familia, iniciada el año 1977, mi hermano va a tener una gran presencia, mientras viven mis padres. Y viviendo con nosotros, desde el 2004. Entonces fallece mi madre. Mi mujer, mis hijos y ahora mis nietos han convivido con él y han interiorizado a su forma el mundo de la discapacidad. En la actualidad mis dos hijos trabajan en este campo. En 1992 mis padres ya mayores, buscando nuestro apoyo, se trasladan a Salamanca y Ezequiel comienza a ser atendido en ASPRODES. Este mismo año arranca también mi intensa relación con la asociación, incluso como miembro de su Junta Directiva.

El hecho de que mi hermano viva en mi casa no está exento de las lógicas dificultades de convivencia familiar y conciliación laboral. Afortunadamente, tanto unas como otras se han podido solventar. Incluso contando con la inestimable ayuda y colaboración de nuestras familias en su sentido más amplio, para quienes Ezequiel siempre ha sido importante. Nuestras relaciones sociales no se han visto afectadas; más bien al contrario. Es de justicia reconocer que entre nuestras amistades, Ezequiel es siempre aceptado, querido y valorado.

Tanto en Segovia como en Salamanca mi opinión es que el entorno no ha sido especialmente adverso. En los primeros años quizás un trato social más paternalista y de beneficencia dando paso en la actualidad a una mayor concienciación y puesta en valor de su dignidad y reivindicación de sus legítimos derechos. Esto está siendo posible gracias a las propias personas con discapacidad, sus familias y trabajadores de las diversas Entidades. A este impulso se suman también los grupos de hermanos que van surgiendo dentro de nuestras asociaciones con un aire fresco y renovador.

(Este artículo es un adelanto del próximo VOCES 454, que se publicará el próximo 4 de noviembre). Si quieres recibir  gratuitamente en tu email la revista de información mensual del movimiento asociativo de Plena inclusión, regístrate aquí.

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