Volver al cole: una asignatura difícil de aprobar

Este artículo lo escribe
Enrique Galván,Director de Plena inclusión España.

En este articulo cuenta las dificultades
que se van a encontrar los padres y
madres de niños y niñas con
discapacidad intelectual
durante este curso debido al coronavirus.

Durante el confinamiento las familias
encontraban dificultades con las
herramientas tecnológicas para seguir
las clases

Ademas la escuela es un espacio
para compartir aprendizajes
y hacer amistades.

La escuela debe garantizar, seguridad
e igualdad para el cuidado de las personas
como también de tener recursos tecnológico
como conciliación familiar.

Que valores nos ayudan para avanzar
en nuestro objetivo.

– Medidas y formación necesaria y con respuesta.
– Acción personalizada con las familias.
– Abrir canales de información
– Accesibilidad y participación, haciendo a
los niños y niñas protagonistas

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Enrique Galván. Director de Plena inclusión (Este artículo aparecerá publicado en el VOCES 452 del mes de septliembre)

Otros años por estas fechas estaríamos pendientes de la interminable lista, siempre incompleta, de material escolar. Preocupados por cuadrar horarios, extraescolares, terapias. Mirando la cuenta corriente con la que hacer frente a todos esos gastos que de un año a otro olvidamos y que inexorablemente nos esperan en septiembre.

Pero este año es muy especial y complejo para todos, y de forma muy notable para los niños y niñas con necesidades educativas especiales y sus familias. Todos los agentes coinciden en la necesidad de la vuelta a las aulas como única forma de garantizar que todas las niñas y niños tienen las mismas oportunidades, pero sabemos que no es tarea fácil.

Durante el confinamiento, asistimos impotentes a la enorme brecha que el sistema de educación online estaba generando para el alumnado con necesidades educativas especiales. Muchas de las situaciones que nos preocupaban tenían que ver con la falta de acceso a las herramientas tecnológicas y la dificultad de seguir las clases, así como la excesiva carga que esta situación supuso para las familias en cuanto a su conciliación familiar y laboral.

La escuela es la prolongación natural de la responsabilidad que nace en el seno familiar del crecimiento y maduración de las niñas y niños. Es un espacio esencial para su progreso. En términos generales las familias concebimos la escuela como ese entorno seguro y benefactor que promueve la socialización, el aprendizaje y el desarrollo personal. Hablamos de mi escuela, nuestro colegio, algo propio y querido, cuando sentimos que nuestros hijos e hijas van contentos al cole, crecen como personas y hacen amistades.

La escuela es un proyecto esencialmente humano que se configura desde una tarea común donde administraciones públicas, titularidad, equipo docente, personal complementario, alumnos y alumnas, familias y entorno constituyen una realidad social capaz de transformar personas para que cada una, desde su original forma de ser, enriquezca su entorno familiar y comunitario. Es una visión positiva e incluyente de la diversidad humana y del valor intrínseco que reside en cada persona y que permite huir de etiquetas y prejuicios que, como dice el pensador Humberto Maturana, impiden que el otro parezca cómo realmente es.

La COVID 19 reta en todo el planeta a la sociedad y a sus instituciones. También a las educativas. Nos vemos ante un desafío global que solo puede ser contestado de forma local y comunitaria desde el proyecto educativo de cada centro. Al estar nuestra salud y seguridad comprometidas, se tambalean todos los sistemas sociales construidos durante siglos. Nadie tiene la seguridad absoluta, pero todas y todos somos imprescindibles y responsables para crear las mejores soluciones y seguir ofreciendo servicios educativos de calidad, personalizados y adaptados a la crisis generada por la pandemia.

La escuela debe garantizar un retorno con seguridad, calidad y equidad y eso nos compromete a todas y todos. No podemos exigir una seguridad absoluta en un mundo golpeado por el coronavirus, pero podemos contribuir a que la comunidad educativa dé la mejor respuesta. Es hora de arrimar el hombro y cuidarnos, cuidando al tiempo nuestra escuela.

Es imprescindible la movilización de recursos y el liderazgo de las autoridades competentes. Desde Plena inclusión ya hemos demandado: refuerzo de personal docente, recursos de protección, procesos formativos, potenciación de la tecnología, apoyo a la conciliación familiar, entre otras medidas.

El miedo nos empujará a la desconfianza, a la inseguridad. El trabajo coordinado y el apoyo mutuo serán herramientas imprescindibles para contrarrestarlo. La experiencia de estos meses nos ha enseñado cómo luchar para conseguir servicios de calidad con alto nivel de seguridad y fuertes dosis de personalización. Hemos aprendido que cuatro actitudes-valores nos ayudan a avanzar en dicho objetivo:

-Prevención corresponsable con las medidas y formación necesaria con protocolos de respuesta.

-Personalización y acción coordinada centro-familia.

-Retroalimentación, abriendo canales rigurosos de información y formación.

-Accesibilidad y participación, haciendo a los niños y niñas agentes activos y protagonistas.

Este número de VOCES te ofrece recursos, distintas visiones y experiencias para prepararnos a la vuelta al cole más especial que hemos vivido. Estamos confiados en que todos los equipos educativos darán lo mejor de sí en este curso que comienza y que, como comunidad educativa, aprobaremos esta difícil asignatura.

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